viernes, 1 de julio de 2011

Los misterios del mar.

¿Entenderemos alguna vez al mar?. El viaje y el mar han sido desde tiempos remotos dos buenas metáforas sobre la vida y el destino del hombre. Iniciamos una travesía. Naufragamos. Tiramos todo por la borda. Llegamos a puerto seguro. El mar nos depara todas esas posibilidades y la existencia también.
 El viaje por el mar siempre es pausa, fuga, irresponsabilidad, reposo. Y tiene doble cara: puede ser un mar de tempestades, pero también el lugar de la armonía. Las tormentas pueden agitarte, pero las olas suaves pueden borrarte del cerebro y de los ojos todo lo que has visto y pensado, todo lo que has necesitado y negado.
 En el mar, la puesta de sol es increíblemente hermosa cada día. Si los colores son un alfabeto del mundo, el mar es el abecedario de los azules claros, los índigos oscuros, el verde esmeralda, el dorado que depositan los rayos del sol, el plateado de las estrellas al anochecer, el gris de los días nublados, el color del jade en los mares de Oriente y las rocas rojizas y oscuras de la costa del pacífico.
 El mar te enseña a vaciar la vida de todo lo superficial.
 En su inmensidad y en su misterio, el mar es prueba, paciencia, travesía y búsqueda -por que no- del sentido de la vida.
Fuente: suplemento Viajes del diario Clarin por Juan Bedoian.





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